Top 10 Experiencias Sur de Marruecos

En este cuaderno encontrarás las diez mejores experiencias que vivir en un viaje a la región del Alto Atlas, Marrakech, Oarzazate, los oasis del Sur y Essaouira.

1. Visita la ruta de las Kasbahs

Durante este viaje que nos lleva de Marrakech al desierto de Merzouga pasamos por la ruta de las Kasbahs, haciendo la visita de una de estas costrucciones un parada obligada del viaje. Hay muchas y de diversos tipos: originales o no, rehabilitadas o no, habitadas o no, algunas se hayan reconvertidas en hoteles mientras que otras permanecen en ruinas. Una de mis recomendaciones es ir atentos a aquellas que vamos encontrando a pie de carretera e ir parando para realizar la visita. Eso sí, hay alguna que otra joya oculta que hay que conocer para poder visitar. Nosotros recomendamos especialmente las siguientes:

Kasbah de Taourirt

Kashbah de Taourirt, en Ouarzazate

Kasbah de Taourirt

Con una estructura labertíntica e intrincada, surcada de múltiples escaleras, con multitud de estancias, patios interiores y terrazas, la Kasbah de Taourirt fue construida en el siglo XVIII y renovada en el XIX, albergando a la numerosa familia Glaoui (dueños y señores del sur de Marruecos en el siglo XX). La arquitectura de la Kashbah de Taourirt es una muestra representativa de la arquitectura de la región, con muros de adobe con tonalidades terrosas, labrados con dibujos geométricos en bajo relieve y hermosos suelos de barro y tachuelas de cerámica verde. Recomiendo recorrer cada rincón de este hermoso lugar, entrar y salir de estancias, subir y bajar escaleras y adentrarse incluso en aquellos lugares donde de primeras pueda parecer que no hay salida porque no serán pocas las ocasiones en las que en realidad estemos accediendo a nuevos y aún desconocidos rincones de este maravilloso lugar. Desde las terrazas se puede vislumbrar escenas de la vida cotidiana marroquí, las paredes color terroso del adobe en contraste con el verdor del palmeral de Fint. En el interior de la Kasbah hay una tienda de pinturas de paisajes de la región. 

Precio: 20 MAD Entrada al recinto & 10 MAD parking 

Localización: Ouarzazate

Duración aproximada: 1 hora

Qué visitar en los alrededores: la Kasbah se encuentra junto a un antiguo poblado bereber fortificado (ksar). 

2. Benarés

Kasbah de Taourirt

Kashbah de Taourirt, en Ouarzazate

Kasbah de Taourirt

Con una estructura labertíntica e intrincada, surcada de múltiples escaleras, con multitud de estancias, patios interiores y terrazas, la Kasbah de Taourirt fue construida en el siglo XVIII y renovada en el XIX, albergando a la numerosa familia Glaoui (dueños y señores del sur de Marruecos en el siglo XX). La arquitectura de la Kashbah de Taourirt es una muestra representativa de la arquitectura de la región, con muros de adobe con tonalidades terrosas, labrados con dibujos geométricos en bajo relieve y hermosos suelos de barro y tachuelas de cerámica verde. 

Recomiendo recorrer cada rincón de este hermoso lugar, entrar y salir de estancias, subir y bajar escaleras y adentrarse incluso en aquellos lugares donde de primeras pueda parecer que no hay salida porque no serán pocas las ocasiones en las que en realidad estemos accediendo a nuevos y aún desconocidos rincones de este maravilloso lugar. Desde las terrazas se puede vislumbrar escenas de la vida cotidiana marroquí, las paredes color terroso del adobe en contraste con el verdor del palmeral de Fint. En el interior de la Kasbah hay una tienda de pinturas de paisajes de la región. 

 

Precio: 20 MAD Entrada al recinto & 10 MAD parking 

Localización: Ouarzazate

Duración aproximada: 1 hora

Qué visitar en los alrededores: la Kasbah se encuentra junto a un antiguo poblado bereber fortificado (ksar). 

 

Recomiendo dar un pequeño paseo por sus callejuelas, donde podemos encontrar una antigua sinagoga ahora ocupada por una tienda de alfombras. En caso de disponer de más tiempo también se puede visitar el palmeral de Fint, los estudios de cine o el bazar de artesanías de enfrente de la Kasbah. 

Recomiendo dar un pequeño paseo por sus callejuelas, donde podemos encontrar una antigua sinagoga ahora ocupada por una tienda de alfombras. En caso de disponer de más tiempo también se puede visitar el palmeral de Fint, los estudios de cine o el bazar de artesanías de enfrente de la Kasbah. 

Kasbah de Amridil

Al igual que Taourirt, la Kasbah de Amridil también formaba parte del patrimonio de la familia Glaoui. Situada en el Oasis de Skoura, la arquitectura de esta kasbah es especialmente conocida por tratarse de la imagen de los billetes de 50 Dirhams. 

 

Un par de detalles que considero importante mencionar a la hora de planificar la visita son: el acceso; se puede acceder a ella sin problemas con coche a través de una pista en buenas condiciones (cuando yo la visité en 2023 no era necesario un 4×4); la kasbah está dividida en dos partes. Solo una de ellas, la de la derecha, es la kasbah renovada. La parte izquierda también se puede visitar, pero en caso de escoger solo una, recordad: ¡la de la derecha es la principal!

Nosotros aprovechamos para comer en el Auberge Caféteria de la Kasbah, en un patio precioso con una comida esquisita y muy bien de precio. ¡Estábamos solos! Muy recomendable.

Precio: 20 MAD 

Localización: Skoura

Duración aproximada: 30 minutos

Amridil

Kashbah de Amridil

2. Ksar Ait Benhaddou

En la misma Ruta de las Kasbahs se sitúa Ait Benhaddou, un Ksar o pueblo amurallado que ha alcanzado la fama a causa de la gran cantidad de películas rodadas entre sus murallas. Algunos ejemplos incluyen Gladiator o Juego de Tronos.  A mí este lugar me encanta, aunque durante las horas centrales del día puede perder su encanto a causa de los autobuses turísticos que llegan para realizar la visita de un día desde Marrakech. Mi recomendación es hacer noche en uno de los hoteles situados frente al pueblo, lo cual permitirá tener unas hermosas vistas del mismo al amanecer (mucho más hermoso que el atardecer debido a la posición del sol). 

Ksar Ait Benhaddou

Ksar Ait Benhaddou al atardecer

Nosotros nos alojamos en Dar Mouna da Souse y fue una gran elección gracias a sus hermosas habitaciones, las vistas a la fortaleza y la piscina. Mi recomendación es, por mucho que pese, poner el despertador para disfrutar de cómo los rayos del amanecer inciden sobre la hermosa fortaleza y dar un paseo observando el despertar de la vida local del pueblo. 

 

¡Ojo al timo! La visita del Ksar es completamente gratuita (¡es un pueblo!), sin embargo hay lugares en los que los lugareños nos piden dinero para entrar en casas particulares que, siendo honesta, no merecen absolutamente nada. ¡No os dejéis engañar!

 

Importante: recomiendo combinar la visita de Ait Benhaddou con el Valle de Ounila por la carretera P1506. El tiempo de carretera apenas suma 15 minutos con respecto a la carretera nacional, pero los paisajes bien lo merecen. La carretera es algo más estrecha pero se encuentra en perfectas condiciones. Por otra parte, merece muchísimo la pena realizar la visita de la Kasbah de Telouet, cuya rica ornamentación interior nos recordará a la riqueza constructiva de los palacios de la Alhambra o el Alcázar de Sevilla.

Ksar Ait Benhaddou

Ksar Ait Benhaddou al atardecer

Nosotros nos alojamos en Dar Mouna da Souse y fue una gran elección gracias a sus hermosas habitaciones, las vistas a la fortaleza y la piscina. Mi recomendación es, por mucho que pese, poner el despertador para disfrutar de cómo los rayos del amanecer inciden sobre la hermosa fortaleza y dar un paseo observando el despertar de la vida local del pueblo. 

 

¡Ojo al timo! La visita del Ksar es completamente gratuita (¡es un pueblo!). 

Hay lugares en los que los lugareños nos piden dinero para entrar en casas particulares que, siendo honesta, no merecen absolutamente nada. ¡No os dejéis engañar!


Importante: recomiendo combinar la visita de Ait Benhaddou con el Valle de Ounila por la carretera P1506. El tiempo de carretera apenas suma 15 minutos con respecto a la carretera nacional, pero los paisajes bien lo merecen. La carretera es algo más estrecha pero se encuentra en perfectas condiciones. Por otra parte, merece muchísimo la pena realizar la visita de la Kasbah de Telouet, cuya rica ornamentación interior nos recordará a la riqueza constructiva de los palacios de la Alhambra o el Alcázar de Sevilla.

3. Garganta del Dades

Una carretera serpentea a través de la Garganta del Dadès, un impresionante cañón de roca que acompaña al río Dadès. Conducir por esta garganta es una experiencia única que comienza en el pueblo de Boulmane y que recomiendo hacer hasta llegar al punto más estrecho, conocido en Google Maps como “Gorges Dades”. Durante el recorrido, se pueden admirar formaciones rocosas peculiares, conocidas como “monkey fingers”, así como un puerto de montaña con curvas que ofrecen una belleza espectacular y una dosis de adrenalina para el conductor.


La Garganta del Dadès, al igual que la del Todra, es un lugar frecuentado por locales que buscan disfrutar del frescor del río. Es común ver a jóvenes bañándose y chapoteando en sus aguas en diversos puntos del recorrido.


Recomiendo pasar la noche en uno de los alojamientos locales situados en la misma garganta. Nosotros nos hospedamos en uno frente a los Monkey Fingers y disfrutamos de un atardecer impresionante. Este lugar, regentado por mujeres, era muy hermoso y ofrecía una comida exquisita. Sin embargo, el hecho de no contar con ningún sistema de ventilación (ni calefacción para el invierno), nos llevó a pasar bastante mala noche. Dormir entre las paredes de adobe recalentadas del mes de junio, sin una mota de aire fue una experiencia bastante incómoda. 

Garganta del Dades

Garganta del Dades

4. Garganta del Todra

La Garganta del Todra es  otro de los lugares que no te puedes perder en tu ruta por el Sur de Marruecos. En caso de querer disfrutar de la Garganta en soledad para disfrutar de las formaciones rocosas y de la magnitud del paisaje, es importante planificar la visita para llegar temprano en la mañana o al atardecer. Nosotros realizamos la visita a media mañana, lo cuál nos permitió disfrutar de una experiencia totalmente diferente: la vibrante actividad de los lugareños disfrutando del río. 

Una carretera atraviesa la Garganta de principio a fin. Lo mejor es dejar el coche en uno de los aparcamientos al inicio y recorrerla a pie, para maravillarte con la altura de los acantilados. No obstante, es posible cruzarla en coche (¡no te preocupes por el ancho, ya que pasan incluso autobuses y camiones!). A lo largo del camino, algunos puestos ambulantes añaden un toque animado. 


Este lugar es un paraíso para los amantes de la escalada y el senderismo. Desde aquí, parten rutas de senderismo que permiten explorar la garganta desde lo alto, aunque nosotros no tuvimos tiempo para ello.


Sí que me quedé con ganas de visitar el impresionante palmeral de Tinghir, que se encuentra a las afueras de la ciudad y de camino a la Garganta. Este oasis verde, con sus densas palmeras y olivos, contrasta con los tonos ocres y rojizos del desierto. Entre sus frondosos árboles, se pueden ver escenas pintorescas de la vida rural: hombres con turbantes y burros, niños jugando, y alguna bicicleta entre los palmerales. 


El hecho de tener los días contados hizo que amanezcamos en la Garganta del Dades y visitáramos la del Todra tan solo un par de horas de camino a Merzouga, pero en caso de tener más tiempo creo que merece mucho la pena hacer noche en esta zona. 

 
Garganta del Todra

Garganta del Todra

Una carretera atraviesa la Garganta de principio a fin. Lo mejor es dejar el coche en uno de los aparcamientos al inicio y recorrerla a pie, para maravillarte con la altura de los acantilados. No obstante, es posible cruzarla en coche (¡no te preocupes por el ancho, ya que pasan incluso autobuses y camiones!). A lo largo del camino, algunos puestos ambulantes añaden un toque animado. 


Este lugar es un paraíso para los amantes de la escalada y el senderismo. Desde aquí, parten rutas de senderismo que permiten explorar la garganta desde lo alto, aunque nosotros no tuvimos tiempo para ello. 

Garganta del Todra

Garganta del Todra

Sí que me quedé con ganas de visitar el impresionante palmeral de Tinghir, que se encuentra a las afueras de la ciudad y de camino a la Garganta. Este oasis verde, con sus densas palmeras y olivos, contrasta con los tonos ocres y rojizos del desierto. Entre sus frondosos árboles, se pueden ver escenas pintorescas de la vida rural: hombres con turbantes y burros, niños jugando, y alguna bicicleta entre los palmerales. 


El hecho de tener los días contados hizo que amanezcamos en la Garganta del Dades y visitáramos la del Todra tan solo un par de horas de camino a Merzouga, pero en caso de tener más tiempo creo que merece mucho la pena hacer noche en esta zona. 

5. El desierto de Merzouga

Dormir en haima sobre el desierto del Sahara es una de las imágenes que le vienen uno a la mente al pensar en un viaje al Sur de Marruecos, y no es para menos. Dormir bajo la vía láctea en el desierto es sin lugar a dudas una de las mejores experiencias que vivir en Marruecos. Merzouga es el nombre del pueblo que se encuentra extremo oriente del país, donde ya solo queda desierto que separe el territorio con el país vecino, Algeria. 

Desierto Marruecos

Atardecer en el Desierto de Merzouga

Considero que el campamento donde quedarnos es de crucial importancia, pues es desde aquí que se puede realizar la entrada al desierto. Un elemento importante a tener en cuenta a la hora de planificar el viaje a Merzouga es que desde el 2019, el gobierno de Marruecos ha prohibido dormir en medio del desierto a causa de los enormes impactos medioambientales que esto provocaba. En su lugar, ahora los campamentos se encuentran a pie de duna, y elegir un buen campamento ayuda a tener mayor o menor sensación de disfrutar del desierto “desierto”. En algunas zonas los campamentos están muy cerca unos de otros, perdiéndose de este modo la magia de estar en un lugar apartado y diferente.

Desierto de Merzouga con cielo rosa

Atardecer en el Desierto de Merzouga

Otro aspecto a tener en cuenta es que para llegar a los campamentos es necesario ir en 4×4. Algunos alojamientos incluyen este desplazamiento desde el pueblo de Merzouga, mientras que otros lo cobran a parte. Recomiendo mirar esto, pues es un claro ejemplo de cómo a veces lo barato sale caro. En nuestro caso nos quedamos en el campamento Zahra Luxury Desert Camp, que tenía capacidad para unas 16-20 personas aproximadamente (lo cual agradecí), en una haima doble y con baño privado  y quedamos muy contentos. Desde aquí se puede coger una excursión en dromedario o quad, aunque nosotros simplemente nos dedicamos a caminar por el desierto. Fue una experiencia única, con una puesta de sol maravillosa. Cenamos en el campamento y al poco tiempo, un grupo de beduinos locales llegaron al campamento para preparar una fogata y tocar música berber bajo un cielo estrellado que parecía caer sobre nosotros. 

 

La carretera hasta Merzouga se puede hacer un poco pesada, por ser muchas horas de conducción de ida y vuelta por un paisaje muy monótono. En nuestro caso, tuvimos la suerte de poder ver campamentos nómadas de vez en cuando, y en una ocasión un grupo de dromedarios junto a uno de estos, cruzando apaciblemente la carretera y tan a su aire, que no pudimos evitar parar a tomar fotografías. 

Desierto de Merzouga con cielo rosa

Atardecer en el Desierto de Merzouga

Otro aspecto a tener en cuenta es que para llegar a los campamentos es necesario ir en 4×4. Algunos alojamientos incluyen este desplazamiento desde el pueblo de Merzouga, mientras que otros lo cobran a parte. Recomiendo mirar esto, pues es un claro ejemplo de cómo a veces lo barato sale caro. En nuestro caso nos quedamos en el campamento Zahra Luxury Desert Camp, que tenía capacidad para unas 16-20 personas aproximadamente (lo cual agradecí), en una haima doble y con baño privado  y quedamos muy contentos. Desde aquí se puede coger una excursión en dromedario o quad, aunque nosotros simplemente nos dedicamos a caminar por el desierto. 

Fue una experiencia única, con una puesta de sol maravillosa. Cenamos en el campamento y al poco tiempo, un grupo de beduinos locales llegaron al campamento para preparar una fogata y tocar música berber bajo un cielo estrellado que parecía caer sobre nosotros.


La carretera hasta Merzouga se puede hacer un poco pesada, por ser muchas horas de conducción de ida y vuelta por un paisaje muy monótono. En nuestro caso, tuvimos la suerte de poder ver campamentos nómadas de vez en cuando, y en una ocasión un grupo de dromedarios junto a uno de estos, cruzando apaciblemente la carretera y tan a su aire, que no pudimos evitar parar a tomar fotografías. 

6. El Valle del Dra

Algo menos conocido que la Garganta del Dades o que la del Todrá, el Valle del Draa es una maravilla que no debe faltar en tu itinerario. Dando comienzo en el pueblo de Agdz, el valle llega hasta M’Hamid, con el tramo que conecta este pueblo con Zagora siendo considerado el más bello y menos transitado de la zona. En M’Hamid podemos experimentar el desierto en todo su esplendor. 

 

Desafortunadamente nosotros que llegábamos de un día de conducción de unas cuatro horas y media desde Merzouga no tuvimos el tiempo suficiente de ir tan al sur y nos contentamos con disfrutar del palmeral y de la naturaleza colindante al pueblo de Agdz, realizando noche en el maravilloso eco-lodge Hara Oasis. No importa cuánto recomiende este lugar, pocas palabras pueden hacer justicia a este eco-lodge que me enamoró a primera vista: con pavos reales, y unas vistas a la montaña Kissane increíbles. En el pasado el río solía pasar con frecuencia bajo la montaña, sin embargo, cuando nosotros fuimos, en junio de 2023, la sequía había hecho mella, secando parte del palmeral y el río. 

 

Desde allí también realizamos la visita del pintoresco pueblo de Timiderte y de Tamnougalt, siendo este último una visita de especial interés, que bien merece de una sección independiente.

Atardecer desde la veranda del eco-lodge Hara Oasis.

7. Tamnougalt

Tamnougalt resultó ser una grata sorpresa en nuestro viaje. Escenario de la película protagonizada por Brad Pitt, Babel, Tamnougalt no es un destino demasiado conocido. Decidimos visitarlo debido a su cercanía a Hara Oasis, y tras haber leído sobre él en un blog, y ¡menos mal! Resultó ser uno de los lugares que más disfrutamos.

 

La excursión se divide en dos partes: primero se visita el antiguo Ksar, con sus kasbahs interiores, y luego se recorren los jardines circundantes. Pasear por la Kasbah de Tamnougalt es como viajar al pasado, a la época de comercio y caravanas del desierto. Mi sugerencia es realizar la visita por la tarde para aprovechar la luz suave del atardecer. Eso sí, si decides alojarte en Hara Oasis, no dejes pasar la oportunidad de regresar y contemplar la puesta de sol sobre la montaña Kissane que se ve desde la veranda del hotel.

 

Es importante tener en cuenta que, al llegar, es probable que un lugareño se ofrezca como guía no solicitado, esperando una compensación al finalizar el recorrido. 

 

Tamnougalt

Jardines de Tamnougalt vistos desde el ksar

Admito que suelo rechazar este tipo de situaciones, comunes en Marruecos; sin embargo, esta vez, al estar prevenidos, lo tomé con filosofía. Con la experiencia vivida, puedo afirmar que la visita guiada aporta un valor significativo en comparación con recorrer el lugar por cuenta propia.


El poblado está en un estado muy ruinoso, y si hubiéramos explorado solos, nos habríamos perdido el acceso al interior de ciertos edificios, los pasadizos entre ellos, las callejuelas, las huertas locales, y la comprensión del uso de algunas ruinas, como la sinagoga.


En nuestro caso, optamos por caminar a nuestro aire con el guía, haciéndole preguntas sobre la vida allí, como si se tratara de una visita casual y sin negociar un precio de antemano. Al final, pagamos alrededor de cinco euros, una cantidad que satisfizo al joven. La visita duró aproximadamente una hora y media. 


Admito que suelo rechazar este tipo de situaciones, comunes en Marruecos; sin embargo, esta vez, al estar prevenidos, lo tomé con filosofía. 

Tamnougalt

Jardines de Tamnougalt vistos desde el ksar

Con la experiencia vivida, puedo afirmar que la visita guiada aporta un valor significativo en comparación con recorrer el lugar por cuenta propia.


El poblado está en un estado muy ruinoso, y si hubiéramos explorado solos, nos habríamos perdido el acceso al interior de ciertos edificios, los pasadizos entre ellos, las callejuelas, las huertas locales, y la comprensión del uso de algunas ruinas, como la sinagoga.

En nuestro caso, optamos por caminar a nuestro aire con el guía, haciéndole preguntas sobre la vida allí, como si se tratara de una visita casual y sin negociar un precio de antemano. Al final, pagamos alrededor de cinco euros, una cantidad que satisfizo al joven. La visita duró aproximadamente una hora y media. 

8. El Valle de las Rosas

El Valle de las Rosas es especialmente interesado de visitar en caso de viajar en los meses de abril o mayo, en que se realiza la recogida del cultivo de rosas de la región . Situado a los pies del Alto Atlas en Marruecos, en la confluencia con el Valle del Dades, el río Asif M’Goun riega el valle, que tiene su principal acceso por el pueblo de Kelaat M’Gouna.

Valle de las rosas

Ksar abandonado en el Valle de las Rosas

Nosotros decidimos no dedicar tiempo a recorrer todo el Valle de las Rosas, pues nuestro viaje no fue en los meses de más interés, sino en junio. Lo que no dejamos de hacer, y recomiendo, es pasar por Kalaar M’Gouna (de camino entre la Kashbah de Amridil en Skoura y la Garganta del Dades) y tomar la carretera al valle durante unos cuantos kilómetros en los que se pasa por delante de dos ksars abandonados, bastante surrealistas y muy fotogénicos.

9. Marrakech

Marrakech, o la ciudad ocre de Marruecos, a mí siempre me ha enamorado. Se trata de una ciudad cuya belleza arquitectónica, tanto en la Medina (o zona amurallada) como en el exterior, permite que cualquier paseo en la ciudad sea hermoso a la vez que interesante. Ciudad monumental, Marrakech ofrece múltiples visitas al turista: desde el alborozo de la Plaza Jemaa el-Fna hasta la tranquilidad de los Jardines Majorelle, pasando por los palacetes de Bahia y Badii o la Madrasa Ben Yousef. Mi recomendación es reservar un mínimo de dos días completos a esta maravillosa ciudad. Puedes encontrar todas las recomendaciones sobre la visita a Marrakech en este post. 

10. Essaouira

Ubicada a tres horas en autobús desde Marrakech, Essaouira es una pintoresca ciudad de pescadores que ha sido un remanso de paz desde los años 70, cuando se dice que Jimi Hendrix la visitó y se enamoró de su ambiente. En Essaouira, te esperan callejuelas con casas blancas, un fuerte frente al mar con vistas impresionantes del atardecer, tiendas de artesanía, excelente gastronomía y una extensa playa de arena blanca. Además, Essaouira alberga el festival de músicas del mundo Gnaoua. Puedes encontrar más información sobre cómo planificar tu viaje a este encantador festival aquí.

Madrassa - v

Madrasa Ben Yousef, en Marrakech

9. Marrakech

Marrakech, o la ciudad ocre de Marruecos, a mí siempre me ha enamorado. Se trata de una ciudad cuya belleza arquitectónica, tanto en la Medina (o zona amurallada) como en el exterior, permite que cualquier paseo en la ciudad sea hermoso a la vez que interesante. Ciudad monumental, Marrakech ofrece múltiples visitas al turista: desde el alborozo de la Plaza Jemaa el-Fna hasta la tranquilidad de los Jardines Majorelle, pasando por los palacetes de Bahia y Badii o la Madrasa Ben Yousef. Mi recomendación es reservar un mínimo de dos días completos a esta maravillosa ciudad. Puedes encontrar todas las recomendaciones sobre la visita a Marrakech en este post. 

Madrassa - v

Madrasa Ben Yousef, en Marrakech

10. Essaouira

Ubicada a tres horas en autobús desde Marrakech, Essaouira es una pintoresca ciudad de pescadores que ha sido un remanso de paz desde los años 70, cuando se dice que Jimi Hendrix la visitó y se enamoró de su ambiente. En Essaouira, te esperan callejuelas con casas blancas, un fuerte frente al mar con vistas impresionantes del atardecer, tiendas de artesanía, excelente gastronomía y una extensa playa de arena blanca. Además, Essaouira alberga el festival de músicas del mundo Gnaoua. Puedes encontrar más información sobre cómo planificar tu viaje a este encantador festival aquí.

En Essaouira recomiendo el alojamiento en la habitación Merzouga del Riad Amana. Recomiendo la habitación ante todo, pues el hotel no vale demasiado la pena si no es por esta preciosa habitación en la azotea.

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Aún hoy envidio a mis antepasados nómadas, que recorrían el desierto con su rebaño y sus dromedarios. Personas evanescntes, de todos sitios y de ninguna parte, recorrían con sus ágiles pies el suelo pedregoso o las dunas de arena. Iban surgiendo o se desvanecían tras los vastos horizontes de este abismo horizontal que es el gran desierto. La frugalidad que imponía su modo de existencia hacía de ellos seres libres. Transportar lo superfluo condena a una pesadez incompatible con una vida de incesante itinerancia en espacios infinitos. 
También me viene la imagen de mi abuela que, a través de no sé qué magia, transformaba en festín las plantas del desierto, unos puñados de cereales y la poca leche que le daban dos cabras flacas. La morada no era más que una tela construida rápidamente bajo la bóveda celeste, según los imperativos pastorales. Todo era sencillo. 
Hacia la sobriedad feliz, Pierre Rabhi